Estás bien?- preguntó ella
mirándolo a los ojos.
No- respondió él, tratando de
esquivar la mirada perfecta de Lucía, de la cual estaba perdidamente enamorado.
Ella sintió que todo lo que
estaba ocurriendo ya lo había vivido, era un dejavú, tomaba aire para no
desmayarse, fingió una sonrisa para sentirse mejor, para alegrar la noche fría
y triste, esa noche en la que todo acabaría.
Qué tienes? – preguntó Lucía,
sabiendo lo que él contestaría.
Nada, me siento asfixiado,
entiendes?- tomó al hilo un sorbo de agua helada, hacía esto cuando necesitaba
que su corazón se “enfriara”, para poder continuar lo que tenía que decir.
Lucía se sentó, necesitaba
apoyar su cuerpo en algún lugar, para no sentir la caída, sabía lo que venía
por eso se preparaba.. .es verdad que había ensayado este momento mil y un
veces en su cabeza, pero no era la misma situación, ahora era real, ahora sabía
que todo esto tendría un final.
Sebastián la miró, se enterneció
al verla frágil, la amaba, es verdad!, siempre la amo pero él necesitaba otra
cosa, tenía muchos planes a futuro, muchos pendientes por cumplir y ella no era
la pieza con la que debía moverse, entonces era mejor cambiar de fichas, de
juego y poner punto final a esto. Eso era lo acordado desde el día en el
cual la conoció, no había retroceso.
Lucía ensayaba las palabras que
tenía que decir, debía ser fuerte, ella sabía que eso ocurriría, intentaba
tomar agua helada para que su corazón se helará pero no funcionaba, al contrario
este latía más rápido, parecía que le daba la contra.. se preguntaba en qué
había fallado, qué pasaba, por qué, miraba alrededor como si huyendo de todo
las cosas se facilitarían. Se preguntaba muchas cosas y no encontraba
respuestas para ninguna… Sebastián se sentó a su costado, la abrazo, le dijo
que la quería, que le agradecía todo pero que necesitaba espacio, tiempo,
libertad … Lucía lo miró, trataba de comprender, de reprimir las lágrimas, de
sonreír pero ese teatro le salía pésimo, no sabía fingir, era algo que nunca
había aprendido. Lucía centró su mirada en un árbol y empezó a hablar, no podía
verlo, si lo hacía no podría decir nada y le costaría marcharse, tener que
decir adiós para siempre porque ella sabía que eso sucedería.
Sebas, entiendo, no digas nada,
es mejor así – dijo Lucía mientras la voz se quebraba y el árbol se convertía
en pequeñas gotas de agua.
Sebastián la abrazo, le pidió
que lo perdone, que entendería luego, que era mejor así, que algún día le
agradecería esto… que él no podía estar más tiempo con ella, que el momento con
ella ya había culminado. Le dio un beso en la frente y ella lo abrazó, le
agradeció todo lo bueno y también lo malo, con él aprendió mucho, no eran
enamorados, mucho menos novios; eran algo más que eso, compañeros, mejores
amigos, los incondicionales, su alma gemela... Sebastián le dijo que siempre
estaría para ella, bastaría con evocarlo e imaginarlo y él regresaría a ella,
no físicamente pero sí espiritualmente, le susurró palabras al oído, era la
primera vez que se enamoraba de alguien, era la primera vez que le costaba
decir adiós, las reglas del juego estaban dadas desde un comienzo pero él las
había olvidado, deseaba que todo esto sea mentira y ser uno más del montón pero
no era así.
Ya era hora de partir, la
abrazó, la besó por última vez y le dijo algo que nunca había oído de él
“Lucía, te amo”… Lucía no creía lo que oía, los ojos se llenaron nuevamente de
lágrimas, no sabía si era de emoción o de tristeza, ella le dijo que se cuide,
que también lo quería y que siempre pensaría en él… el sonido de la lluvia
reinaba la escena, ella ya no podía hablar, la voz se le quebraba, debía ser
fuerte pero su tonto corazón no entendía eso.
Sebastián se levantó de la banca
de aquel parque en el cual se conocieron, esa banca en la cual la encontró por
primera vez y le empezó a hablar, esa banca en la cual se enamoró de ella y
olvidó que no debía hacerlo, que él estaba acá por otra cosa, que si rompía las
reglas, tarde o temprano, la dañaría. Le dio el último beso, la abrazo y le
dijo nuevamente que la amaba.
Cuando Lucía levantó la mirada,
él había desaparecido, ya no estaba a su costado y mucho menos en el parque,
reaccionó, lo buscó, quería detener su camino pero no estaba, era como si
hubiese desaparecido, literalmente, del mundo.. de pronto sintió una gota de
agua caer sobre ella, levantó la vista y vio a Sebastián, se elevaba, regresaba
a su hogar, era un ángel, su ángel guardián. Cerró los ojos y sintió nuevamente
su presencia, no se había ido ni se iría, siempre estaría ahí, en ella, dentro
de ella y con ella.
es dibujo es tuyo, d alguein especifico o lo viste por internet? curiosidad... m gusto nomas
ResponderEliminarya quisiera dibujar asi!!! lo vi por internet! y sí pues es hermoso! :)
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